01.- Tropa Vieja, comentarios personales.

 01.- "Tropa de Vieja”

Francisco L. Urquizo.

(1891-1969)

Lectura en el 2021

21 capítulos, duración 7:24:00

Ligas a audiolibros

A mi me sucede que, al leer un libro, este en mis recuerdos se liga al periodo particular de mi vida en que conviví con él. El recordar su contenido me remonta a lo que en esos momentos hacia y a la persona que era yo en ese tiempo puesto que, como a todos nos sucede, yo evoluciono y me transformo con el tiempo. 

Este libro, Tropa vieja, es una de las más recientes adquisiciones, en términos de lectura, de mi biblioteca personal. Nuca antes lo había leído, sino hasta el día de su lectura en voz alta. Normalmente, más que con los personajes, es con el autor con el que entablo una relación y creo un cierto vínculo de amistad, si es que así se le puede llamar. Con Urquizo fue una conexión instantánea. Su dinámica de texto es agradable, personal, no rebuscada… casi como cuando hablo conmigo mismo o como cuando escribo un texto, y con esto me refiero al dialogo interno que acontece en mi interior, no a la belleza o contenido del texto final que yo sea o no capaz de producir.

Con Urquizo la fluidez de las ideas, la construcción del personaje, la ambientación histórica y geográfica me permitieron la relación de vista de primera mano, es decir, me sentí como si yo, lalo figueroa, acompañara mudamente los hechos narrados, más como si lo recordara en vez de que me lo narraran. Esto, pienso yo, tiene su origen en una realidad vivida por su autor más que en una construcción histórica y sicológica externa (por así decirlo) de factura artificial, no orgánica. Lo que me hizo quedarme con el libro fue que da la sensación de que Urquizo vivió una vida militar y que, los acontecimientos narrados en la vida de Sifuentes y compañía nos comparten una realidad presenciada de primera mano con compañeros y por el mismo Urquizo.

De Sifuentes y su compadre Celedonio; Juanita y la chata Micaela; Carmona, Jesús y Eulalio Villegas, la matanza de chinos y la toma de Torreón; Otamendi y Calequi, el Tiagonones (al que casi cada vez que lo nombro le cambio el nombre) y tantos otros personajes con sentido de realidad no hay mucho que decir, sino que su presencia, a pesar de la abundancia, lo hacen aún más real. Al inicio de la novela me comenzó a espantar la abundancia de personajes y la vinculación que Sifuentes generaba con cada uno. Pero lo que me impacto mas fuerte fue la manera en que desaparecían y, al desaparecer, cambiaban la sicología de Espiridión Sifuentes. Y esto lo hace una persona real, como yo mismo, al que las realidades vividas le modulan y evolucionan. Es el mismo y no es el mismo, como nos sucede a las personas reales.

El leer en voz alta el libro, así a primera vista, me hizo darme cuenta de la manera en que me vinculo con el texto. Debo confesar que lloré cuando murió Juanito (en una parte del audio se nota, la parte cuando ya no pude más por el llanto la corté) y me encabroné por haberle disparado al Tiagonones y que, después de hacerlo, me sentí vacío… víctima de las circunstancias, usado. Que me sorprendió ser parte central de los hechos de la muerte de Reyes y la decena trágica porque, en esos momentos, yo era Sifuentes.

La novela, creo yo, no intenta aleccionar a nadie, y menos aún si nos aproximamos a ella con frialdad. El texto, para mí, es un desfogue de duras realidades acumuladas en una vida militar y que nos aporta un punto de vista muy diferente del que nos enseñaron en la escuela de la revolución mexicana. La otra realidad, la realidad de los soldados federales (los pelones) que ahora nos muestran tan humanos como los que estaban del otro lado, los revolucionarios. En la escuela nos enseñar a querer a los revolucionarios, porque dieron la vida por nosotros, por nuestro México. Muy bien, pues Urquizo nos hace ver que los dos bandos tienen cierta razón y cierto error. Y, parafraseándolo, concluyo que: solo somos como esas ruedas que usan los niños para jugar y que nos llevan para donde ellos quieren.

Un último comentario respecto al libro: Urquizo, quizá debido a las leyes de imprenta de la época, quizá a una modestia de escritor, no usó palabras altisonantes en su texto y yo respeté eso con los eufemismos usados… salvo con la palabra “Carbón”, que si la usé en su forma original de “Cabrón”, pero eso fue lectura mía, solamente.

En términos personales puedo agregar que, rondando la lectura de este libro, llegaron a mi vida amigos del ámbito militar. Nunca antes había vivido una relación tan cercana con personas de esta especialidad. Si, una sobrina esta casada con un militar, pero el contacto había sido poco. Al convivir en términos personales con los militares y sus familias me permitió contrastar mi percepción previa, los comentarios y la realidad. Mis respetos a tan noble labor. No dejo de estar sorprendido de su sentido del deber y rectitud. El honor que representan la vida y la disponibilidad a la patria. Verdaderamente es un honor conocerlos como personas. Un abrazo a todo el cuerpo militar mexicano y, en especial, a los egresados del Heroico Colegio Militar.

Eduardo Figueroa Orrantia. Saltillo, Coahuila, Febrero 2023.



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