25.- La vida inútil de Pito Pérez
25.- "La vida inútil de Pito Pérez"
de José Rubén Romero
(1938)
Comentarios personales
Leer un libro como este no es fácil. Es decir, podemos hacer una lectura así nomas sin, como el mismo lo dice, buscar al verdadero Pito Pérez y dejándolo en, tan solo, las aventuras de Pito Pérez. Lo juzgamos de teporocho, borracho e inútil si solamente consideramos a ojo de pájaro sus andanzas. Pito borracho, Pito dicharachero, Pito ladrón, Pito preso, Pito, en fin, aprovechador.
En la primera lectura, normalmente hago estas lecturas a golpe de vista, me dejó con una sensación ambigua, de Gil Blas, de Periquillo Sarniento, como Pito mismo dice, las aventuras nada más. La edición no aporta mucho mas, ya que solamente voy a cortar los errores. Luego viene la primera escucha, para buscar errores que se me hayan podido pasar por alto, esa ya comienza a impactarme mas directamente aunque en realidad solo esté buscando cliks, repeticiones o cualquier otro tipo de error. A esto sigue un análisis para la cita y comentario que publicaré y, normalmente, aquí es donde ya me pega directo. ¿Esta Pito en contra de la iglesia? ¿será que aquellos que están en contra de ella encuentran en Pito una ayuda a su causa? surge como primeras preguntas. Inicia la historia en el campanario de la iglesia de su pueblo, Pito es monaguillo, su hermano es Sacerdote, Pito hace prédicas (aunque solo sea para robarse las limosnas) Pio personifica, en sus propias palabras: "El papel de Nuestro Señor Jesucristo" en la representación de Semana Santa en la cárcel de Ario de Rosales y en cada aventura que ronda la religión Pito habla de la conducta del humano acerca de la religión: falsedad, dolo, avaricia... pero lo mismo hace con otras instituciones: la maternidad que le niega la leche materna por una elevada caridad a otro niño que ha quedado huérfano de madre; la falta de educación escolar por dar prioridad a sus dos hermanos, uno para que proteja de tejas para arriba y el otro de tejas para abajo, pero que lo deja a él tan sin pantalones que deberá usar una sotana para tapar su desnudez; la falta de respeto a la institución matrimonial dadas las calenturas de su primer amor con su hermano, de la esposa de su primer patrón con él, de su prima con el primero que llegue a pedir su mano...
¿y qué decir de la falta de respeto a las instituciones sociales? Al dinero, representado por Don Prudencio (la caja registradora) ya que ni en la iglesia (la aventura del Señor del Prendimiento) ni en los negocios (la aventuras en casa de su tío en la tienda del "Moro Musa") entre muchas. A la prensa en la aventura de Ario de Rosales, a la política, en muchas de sus aventuras. En fin, que Pito Pérez no es una critica a un tipo que vive una vida inútil, ya que todos vivimos una vida inútil para Pito Pérez.
Capítulo 1
Un año atrás, con una borrachera, inicia este podcast. Espiridion Sifuentes, personaje de Francisco L. Urquizo, junto con su compadre Celedonio (por cierto San Celedonio mártir, festividad 3 de marzo) tras una borrachera inician una serie de aventuras qué nos narraran la vida de Espiridion hasta la decena trágica en la novela de 1931 "Tropa Vieja".
Hoy no una, sino muchas borracheras nos presentan a Jesús Pérez Gaona, más conocido por el nombre de "Pito Pérez" quien, incitado por la esperanza de un premio en forma de charada de Pururán, comparte con nosotros su historia y nos hacer parte Don José Rubén Romero de "La Vida inútil de Pito Pérez" (1938)
Pito se nos presenta, en esta primera entrega, como un ser con una basta capacidad de análisis, bastante bagaje cultural, con cierto cinismo y desprecio por sus coterráneos ya que, su preclara visión logra ponerlos en su justo lugar.
Capítulo 2
"El difunto era menos cabezón qué yo..."
El infortunio en la vida de Pito inicia con una madre generosa qué lo marca desde la lactancia. La economía familiar marca su educacion y la compañía de Melquiades Ruiz, alias San Dimas, termina de guiarlo hacia los caminos qué deberá transitar a las diferentes etapas de su vida pero, ¿cosecha Pito lo que otros sembraron?
La desorejada qué el padre "coscorrón" le aplica por, diría Don Quijote, la aventura del Señor del Prendimiento levanta en Pito amplias reflexiones qué, espaciadamente, compartira a lo largo de este libro.
Nota: imagen del Señor del Prendimiento de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México.
Capítulo 3
"... Tenias pito para levantarse, pito para comer y pito para la hora de acostarse a tal extremo qué protestaban y gritaban pidiendo misericordia: ¡Doña Erlinda, silencie ese pito! ... ¡Que se calle ese pito!... Y Pito me pusieron de apodo... "
Un jueves, Jesus... ¡Perdon!... Pito, cargado de sus exihuos ahorros se va a Tecario y de allí seguirá a Urapa donde trabajará de aprendís de boticario en la farmacia de la Providencia con J. De J. Jiménez y su señora doña Jovita Jaramillo.
Esta pareja de personajes y sus situaciones inherentes continúan fermentando al futuro Pito Pérez
Capítulo 4
“Hermanos en Jesucristo: me duele ab ovo vuestra ingratitud con el Divino Salvador. Venid todos a sus plantas como lo mandan los Evangelios: bonum vinum læctificat cor hominis. Yo quiero solamente vuestra salvación; pido para vosotros las gra-
cias del Supremo Juez y ante Él quiero interceder y decirle: perdónales señor, aquí los tienes inpoculis y arrepentidos.”
... Equivocó usted los papelitos, padre, y llamó borrachos a los fieles, decíale yo cuando descendía del púlpito.
No importa, Pito, antes les decía peores cosas y no se daban por ofendidos".
Pito se reencuentra con el padre Pureco... Si ustedes, como yo, padecen de disléxia puede que hayan leído Puerco en vez de Pureco... Mea culpa, ab ovo. Pero... nihil desperandum y vinum non reprehendo propter stultitiam hominis... Pero bueno, sigamos con el regreso de Pito a la casa materna donde se sorprenderá de la falta de sorpresa.
Nota: estas lecturas pueden contener lenguaje explícito, se recomienda discreción... También puede contener lengua latina, se recomienda google translate.
Capítulo 5
“ —¿Y se estableció usted de nueva cuenta en su pueblo?
—Por una temporada nada más, porque se hace vicio rodar
por el mundo, y yo no renunciaré a mis viajes, aunque sólo sean
de aquí a Opopeo. Así como la comida de la casa ajena nos resulta
más sabrosa, el vino de otros pueblos para los borrachos tiene un
sabor más incitante"
Desde Santa Clara del Cobre, lugar donde se encuentran en la narración, hasta Opopeo hay una distancia menor a 4 kilómetros (3.7 para quienes gustan de la exactitud) de este pueblo, qué no he visitado, decía mi tío Alfonso, qué en paz descanse y que allá nos espere muchos años, qué era el pueblo más pornografico de Michoacan ya que, según me dijo él, allí se produce chile y todas las tardes lo sacan a orear.
Quizá el recuerdo no es exacto... si alguien sabe de la producción de chile en Opopeo y de si por las tardes puede uno ir a ver como sus habitantes orean el chile, pues, será bueno saberlo, para honrar la memoria de mi tío, o para acabar de perder la confianza en la mía.
Yo, por mi parte solo se decir que, en octubre, en Opopeo celebran la feria de la silla. Digo... por si alguno fue a la villa.
Nota: estas lecturas pueden contener lenguaje explícito, se recomienda discreción.
Capítulo 6
“Y el amor, Pito Pérez, ¿ha sido con usted generoso, o ingrato?
—Amigo, no ponga usted el dedo en la llaga, ni miente la soga en casa del ahorcado. El amor es la incubadora de todas mis amarguras; el espejo de todos mis desengaños. Ha influido en contra mía de tal manera, que otro gallo me cantara si en el amor hubiera encontrado estímulo para luchar por algo o por alguien.
...
¿Que voy por la vida sucio, greñudo, desgarrado? ¡Y qué importa si no tengo con quién quedar bien!
¿Que no trabajo? ¡Qué más da, si nadie tiene que vivir a mi costa!"
Pito se abre, quizá por primera vez, y expone su núcleo interno, tanto, que se siente como quema. No es, como parecería por el cierre de la cita, la falta del amor o la falta de pareja lo que remuerde el interior de Pito, sino su clara visión de la falta de coherencia y cordura de las personas y sus instituciones. Ya se había tratado el tema de la locura de su familia y la falta de aceptación social que esta generaba. Ahora es: "¡Pobrecito del Diablo, qué
lástima le tengo!" y no por diablo, sino porque ni siquiera a él el ser humano le da su lugar.
Muy graciosas y quizá hasta empaticas las aventuras amorosas de Pito pero, en el fondo, solo son como él lo dice "Las correrías del Periquillo y/o de Gil Blas.
Capítulo 7
“ —Una pregunta indiscreta, Pito Pérez, ¿es cierto que conoce usted muchas cárceles?
—Sí, es verdad, conozco algunas, y no me avergüenza confesarlo. He ido a parar a ellas por borracho y travieso, pero a nadie he matado ni he cometido crímenes de ésos que honran a los ricos y hunden a los pobres en largos años de condena. Porque un rico mata y se esconde mientras su dinero quebranta leyes y suaviza voluntades; un rico hace un fraude, y acumula tales pruebas de
descargo, que al final de cuentas él es quien resulta defraudado y calumniado.
No he tenido aún la suerte de llegar a una de esas cárceles modernas, en donde, según dicen, todo es confort y costumbres refinadas; donde los presos visten elegantes uniformes, que se han puesto de moda fuera de los penales como ropa de dormir y con el nombre de pijamas."
¡Ese Pito debe de estar encarcelado! ¿Por qué? Pues, porque de esa manera encontramos la mirada más diáfana de ese mundo a través del envase más sucio. ¿Pito es de Dios o es del diablo? De donde sea, no lo sé. Lo único que se, es que no es de los hombres... ¿Verdad hermano Francisco?... Bueno, aun así le hizo de Cristo en la representación de bulto de la cárcel de Ario de Rosales y, aunque sea solo por eso, vale escuchar este capítulo.
Capítulo 8
“ —Guardia noctámbulo, aligerad vuestro pies con las alas de Mercurio, y haced vibrar el bronce cóncavo y plañidero, antes de que el más voraz de los elementos incinere mi paupérrima morada.
El gendarme lo miró asombrado, sin moverse de su sitio, y la casa del profesor quedó destruída por las llamas.
¿Y el bochorno de sentirse insultado por un carbonero? —Bucólico morador de las selvas umbrías, ¿en cuánto aprecias el fardo de maderas calcinadas que lleváis sobre los lacerados omoplatos de este rústico pollino?
—Eso lo será usted, roto pinche. Se valen de que son ricos pa’ humillar a los probes…"
Han pasado casi 10 años en esta historia. Pito ha desparecido del campanario y sus historias de han interrumpido. El Poeta a migrado y ahora se encuentra en Morelia donde, por la calle de las rata en forma repentina, oye multitud de campanas qué anuncian el paso, no del Santo Viatico, sino de Pito Pérez qué se ha vuelto lencero.
Nota: estas lecturas pueden contener lenguaje explícito, se recomienda discreción. (foto en la Catedral de Santiago, en Saltillo)
Capítulo 9
“Nació Pelagia en Hoyo del Aire, del Municipio de Taretan; hizo sus estudios en un solo día, y recibió su título de enfermera en el mismo instante en que la contrataron como criada del hospital. Le encasquetaron un gorro blanco, la metieron dentro de un mandil que le arrastraba, y la plantaron en medio de un pabellón de aislados, sin inquirir si debajo de la toca había una cabeza, y si ésta tenía sesos, o era una sonaja rellena con piedrecitas del arroyo.
A la hora de la visita médica, Pelagia seguía al doctor, de catre en catre, recogiendo las recetas que él formulaba, para surtirlas después en la farmacia del propio edificio. Pelagia hablaba, sin parar, de los enfermos a su cuidado:
—El 13 no durmió anoche, y por si juera de hambre le truje su torta de sardinas, que lo dejó súpito; el 4, lleva seis deposiciones muy jediondas, que le guardé, dotorcito, pa’ si quere esaminarlas; el 9 ya no está tan malo, no crea. Anoche me quería apapachar los cuadriles."
Una institución le escapaba a Pito, después de despotricar contra el matrimonio, la religión, la política etcétera. Faltabale, digo, las instituciones médicas. Si consideramos qué el libro fue publicado en 1938 y que supone las remembranzas de un tipo de alrededor de los 50 años, ya nos daremos cuenta que sus haberes alcanzan desde el porfiriato hasta la post revolución, aunque sin mencionarla nunca a esta.
Nota: estas lecturas pueden contener lenguaje explícito, se recomienda discreción. (foto en San Pedro Cahro, Michoacan)
Capítulo 10, final.
“—¡Está usted loco de remate, Pito Pérez!
—No lo crea —repuso el dueño de “La Central”—, pídale usted alguna cosa fiada, de las que lleva en sus canastos, y verá cómo no hay loco que coma lumbre…
—Mucha conversación y poco vino —contestó Pito Pérez.
—Sirva usted unas copas para todos —ordené—, aunque me parece algo paradójico brindar a la salud de la muerte. Hagámoslo por Pito Pérez y por su respetable consorte…"
Hasta aquí Jesús Pérez Gaona, hasta aquí" Hilo Lacre" hasta aquí Pito Pérez, ahora si que se nos acaba el Pito. Y... ¿Con que nos quedamos? ¿Fue (es) inútil realmente la vida de Pito? Y, ¿esa supuesta o atribuida inutilidad a quien se la debemos?... A Pito, a José Rubén, a la sociedad, a la iglesia, a la política, a la cárcel, a la escuela, al matrimonio, al la economía, al alcohol... A nosotros mismos...
¿Existen ahora Pitos hechos y derechos o en ciernes? ¿Seremos acaso nosotros mismos un tal Pito Pérez qué deambula en nuestra sociedad?... Preguntas, ¡muchas preguntas! Lo cierto es que ahora conoceremos el punto de vista de Pito acerca del Delirium Tremens. Ese estado en que Es lo que no Es... O donde Ves lo que no se Ve, se entiende lo que no se entiende y se siente lo que no se palpa. ¡Adiós Pito! ¡Gracias Pito, Hilo, Jesús, Rubén!
Nota: estas lecturas pueden contener lenguaje explícito, se recomienda discreción. (foto Nuestra Señora de los Dolores, Toluca)
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